domingo, 21 de julio de 2013

Los paros en Colombia: protestas para asegurar medios de subsistencia

En los sucesivos paros del gobierno de Juan Manuel Santos, tanto campesinos, agricultores, cafeteros y mineros solicitan los medios necesarios para asegurar su subsistencia.  
Tras el reiterado fracaso del gobierno por lograr una solución al conflicto en el Catatumbo, y los sucesivos anuncios de paros por parte del sector agrícola, el cafetero y el minero, el gobierno colombiano ha decidido implementar un drástico cambio en su estrategia.
Desde el 16 de Julio, Santos decidió tomar una posición fuerte en contra de las protestas y afirmó que no va a permitir bloqueos ni que los manifestantes impongan condiciones a la fuerza. Dictaminó que las protestas, además de ser promovidas por grupos armados ilegales e integrantes de la oposición legal de la izquierda, están siendo llevadas a cabo por vías de hecho. Y reafirmó que el gobierno debe velar por la seguridad del pueblo colombiano y, por consiguiente, no debe ceder ante las peticiones realizadas en dicho tipo de protestas.
Pues bien, si bien es cierto que  las protestas deben tener límites y no deben afectar a terceros; y si bien es cierto que el gobierno debe velar por la seguridad ciudadana, que va más allá de quienes participan en las protestas, también es cierto que quienes protestan, independientemente de los intereses políticos y económicos que subyacen tras sus quejas, pelean por una causa justa: la adquisición de medios de subsistencia.  
El abandono estatal de las zonas fronterizas, en donde coincidencialmente se presentan los disturbios,  ha sido un denominador común de varios gobiernos colombianos. Dicho abandono llevó a la pérdida de Panamá en 1903 y dicho abandono ha suscitado diversas huelgas en Chocó, Cauca, Norte de Santander y Arauca entre otros. Los raizales de San Andrés han vivido décadas sometidos a un precario presupuesto sumado a la  inatención sobre sus quejas. Por si no es poco, los habitantes de departamentos fronterizos en los llanos orientales, el amazonas, el putumayo y el pacífico han vivido en condiciones de miseria, con altos índices de necesidades básicas insatisfechas.
En Colombia, como escuche decir a Claudia López, existen dos territorios: uno con Estado y mercado y otro carente de ambos. Pues bien, el país carente de condiciones de vida aceptables es el país que ahora se revela ante la falta de presencia del Estado colombiano. Ese otro país clama por condiciones dignas de vida que les han sido reiteradamente negadas. Clama por alternativas agrícolas distintas a la coca, por la obtención de propiedad privada, por el acceso a la salud, a la vivienda, entre otras cosas.  
Por consiguiente, más allá de que grupos armados ilegales tengan intereses detrás de las protestas, lo importante para cuestionar es qué va a hacer el Estado colombiano para garantizar la presencia y atención estatal en dichas zonas que, a pesar de hacer parte del territorio colombiano, viven en condiciones de absoluta pobreza.
No es correcto estigmatizar las protestas por lo intereses que se ocultan detrás de ellas. Lo importante es encontrar una solución. Es indispensable darle respuesta a ese otro territorio dentro de Colombia e incluir a ese territorio, por tantos años rezagado, como parte del Estado colombiano.


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